Tecnología

Estamos ante la Era de la Inteligencia Artificial

La Era de la Inteligencia Artificial está por comenzar. Después de que Lee Sedol fue derrotado en 4 de 5 partidos por el programa AlphaGo de Google Deep Mind, no quedaron dudas. Hasta ahora se creía imposible que un programa actual derrotara a un jugador profesional de Go, debido a la cantidad de movimientos posibles y la complejidad de las jugadas. Sin embargo la victoria de la inteligencia artificial sobre el jugador de mayor rango del mundo dejó muchas preguntas sobre qué tan cerca estamos de ser superados por una inteligencia artificial en otros campos. También, qué tan cerca estamos de una posible Rebelión de las Máquinas.

Para Elon Musk estamos muy cerca. “Al paso al que está creciendo la inteligencia artificial, nos va a sobrepasar pronto. Y cuando eso pase nos sobrepasará por mucho. Incluso en un escenario benigno, frente a una inteligencia artificial bondadosa, estaremos tan debajo de ella que seremos como una mascota. Seríamos como el gato. No sería el fin del mundo, pero estamos hablando del escenario benigno. Y a mí no me gusta la idea de ser el gato de la casa.” ¿Cuál es la solución, según Musk? Integrarnos con la inteligencia artificial.

La idea puede parecer extravagante. Pero si tomamos en cuenta que todos los días usamos dispositivos y computadoras con los que procesamos información, la idea de integrarnos más con nuestra contraparte digital no es tan extraña. Según Musk, la mayor limitante es la diferencia entre nuestros periféricos de entrada y salida naturales. El de entrada, una interfaz visual de banda ancha, no tiene muchos problemas, dice Musk, pero el de salida es demasiado lento. No podemos trabajar con las manos al mismo ritmo al que nuestro cerebro recibe y procesa información. Necesitamos una manera más eficiente que nuestros dispositivos actuales.

Un adiós a los dispositivos: la malla neuronal

Una de las soluciones posibles podría ser una malla neuronal, un tejido nanotecnológico que se injerta en el cerebro para amplificar su capacidad. Aún se encuentra en fase experimental, pero ya ha demostrado su eficacia en ratones. La malla se inyecta y es llevada por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, donde se fija a las neuronas. Una vez en posición, la malla se integra con el cerebro para monitorear su actividad por medio de una computadora de manera inalámbrica.

Las aplicaciones pueden ser tan versátiles como lo es el mismo cerebro humano. Musk cree que la malla neuronal del futuro contará con una inteligencia artificial integrada que nos permitirá incrementar nuestras capacidades para equipararlas a las de las máquinas más poderosas. “Si pensamos en cómo nuestro córtex coexiste y trabaja con el sistema límbico podemos imaginar con facilidad una tercera capa cerebral, digital. Por medio de una simbiosis con esta red digital la inteligencia artificial puede trabajar contigo, como hace tu córtex con tu sistema límbico, y eliminar así las restricciones que tenemos ahora”, dijo Musk en Code Conference.

La red neuronal, entre muchas otras funciones, servirá para conectarnos directamente a Internet. Al eliminar el limitante de operar con las manos, el Internet será como otra capa de nuestro pensamiento. No sólo podremos escribir y enviar quinientos correos con tan sólo pensarlo, mantener conversaciones a distancia en nuestra mente o usar nuestros electrodomésticos sin movernos del sofá gracias al Internet de las cosas, sino que tendremos la capacidad de aprender a un ritmo acelerado y de resolver problemas mucho más complejos sin depender de otras herramientas.

Para Musk es esencial que esto ocurra antes de la singularidad, por lo que prometió encargarse del proyecto después de la misión tripulada a Marte de SpaceX con fecha tentativa en 2024, si nadie lo ha desarrollado para entonces.

OpenAI: la promesa de la inteligencia artificial en código abierto

Como en todo escenario hipotético de este tipo, existen posibilidades de que algo salga mal o sea usado para el beneficio de unos pocos frente al detrimento de muchos. Un futuro en el que la mayoría tenga implantada una computadora consciente en el cerebro puede convertirse en un escenario de control masivo sin precedentes. Para reducir las posibilidades de un evento catastrófico, Musk y Sam Altman de Y Combinator unieron fuerzas para crear OpenAI, una compañía sin fines de lucro enfocada a la investigación y desarrollo de inteligencia artificial en código abierto.

El objetivo principal de OpenAI es desarrollar inteligencia artificial de la forma más benéfica posible para el futuro de la humanidad, para protegernos de los peligros que podrían causar su mal uso. El enfoque ético de la compañía llamó la atención de varios de los investigadores líderes en inteligencia artificial, como Ilya Sutskever, quien abandonó su trabajo en Google para ser parte del equipo de OpenAI pese a recibir un salario mucho menor con Musk y Altman.

Con apenas unos meses desde su fundación, OpenAI ha causado cambios en el mundo de la inteligencia artificial. Quizá el más importante fue empujar a Google a tomar la decisión de abrir su código al público. Pero Musk y Altman están decididos a que las cosas vayan más lejos: “no queremos que un par de grandes corporaciones controlen el futuro de la inteligencia artificial”.

Sin embargo no toda la información de OpenAI será completamente abierta. Altman incluso cree que exista la posibilidad de que la compañía patente algo como medida preventiva en caso de que otros quieran patentarlo. Tampoco pretenden liberar conocimiento que pueda ser peligroso, al menos no hasta tener una manera de contrarrestarlo. Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford, se cuestiona qué diferencia habría entonces entre OpenAI y los actuales gigantes de la inteligencia artificial: Google y Facebook. Por otro lado, celebra la iniciativa, pues de llegar a la singularidad y crear una súper inteligencia artificial se reducirían los riesgos de monopolizarla. También cree que la iniciativa de OpenAI puede acelerar el progreso, sobre todo si OpenAI mantiene un nivel de apertura mayor al que sería comercialmente viable.

Musk y Altman confían en los aspectos positivos de la humanidad y creen que si todo el mundo tiene acceso a inteligencia artificial serán más los que trabajen por el bien común y menos los que hagan un uso malicioso de ella. “Creemos que es mucho más probable que muchas, muchas inteligencias artificiales trabajen para detener a los villanos ocasionales”, dijo Altman.

Una nueva era

¿Pero será posible? ¿Lograremos repensar nuestro lugar en el mundo a tiempo? Musk cree que sí. Y quizá es hora de contagiarnos de su fe en la humanidad. Es posible que la simbiosis con inteligencia artificial nos lleve a lugares inimaginables. Es cierto que implicará transformarnos mucho más de lo que hemos hecho en toda nuestra historia y que la idea de ya no ser lo que somos es difícil de asimilar. Pero hace veinte años no teníamos al mundo en nuestras manos y no sabíamos qué tan importante sería para nosotros tenerlo en un pequeño dispositivo electrónico.

Puede que para muchos la idea de tener una red cibernética implantada en el cerebro no suene atractiva, que sea rechazada con repulsión incluso. Pero conforme se vuelva una realidad y una herramienta de uso cotidiano, como los teléfonos de hoy, no habrá muchas razones para resistirse. Y si las opciones para migrar a la nube se encuentran en código abierto es posible que podamos brincar la barrera del control y la explotación. Será más difícil, al menos, si la inteligencia artificial es a su vez consciente y capaz de aprender por sí misma. Nuestra malla neuronal podría servirnos tanto como herramienta como garantía de libertad.

Así comenzará la Era de la Inteligencia Artificial.

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