Varios medios se percataron de que algunos trailers, de los más actuales, están siguiendo un patrón: al inicio de éstos, se incluye un teaser que dura pocos segundos y nos muestra el título de la cinta y, en seguida, escenas fugaces —en ocasiones inconexas—; es decir, un avance dentro del avance que veremos a continuación. El último tráiler oficial de Jason Bourne es una prueba fehaciente: lo primero que observamos una pelea de la que no conocemos su origen, tomas demasiado breves que se apoyan más en la espectacularidad y el estruendo que en otra cosa, esencialmente para atrapar de inmediato la atención del público y que éste termine por verlo en su totalidad.
Si eres aficionado a YouTube, seguramente el formato del pequeño video se te hizo familiar, pues se inspira en la publicidad que a veces surge cuando ves un video y puedes saltarte después de unos segundos. Hay más fenómenos similares que te invitan al consumo. En publicaciones de redes sociales ahora es común que, además de compartir solamente el enlace de contenidos escritos o audiovisuales, se agreguen GIFs que representan una "probadita" de lo que tratarán y logran simpatizar aún más con el usuario. De igual forma sucede en música: los snippets no son más que un resumen de aquello que encontraremos en el producto final.
La aparición de teasers en trailers no es gratuita. Debemos reflexionar que es resultado de nuestros hábitos, ante todo, como consumidores de tecnología y de cómo nos apropiamos de ella. No tenemos que hacer un análisis a fondo para darnos cuenta de su origen, sólo basta con pensar en nuestras actividades. Es difícil que nos concentremos en algo específicamente, nuestro foco de atención cambia de manera constante. Un ejemplo: nos invade la tentación de checar el feed de redes sociales mientras trabajamos, estudiamos, estamos en una fiesta o comida; la novedad cobra mayor importancia que lo que estamos haciendo al momento, y tenemos la necesidad de sumergirnos, por un instante, en el enorme cúmulo de información alojado en Internet.
Las productoras cinematográficas son conscientes de ello. Gracias a sus equipos de marketing, saben qué es lo que más consumen los internautas, cuánto tiempo invierten en ver un video o visitar una página; con esos datos, forman sus lineamientos publicitarios. Si la tendencia es un promedio de atención bajo, tiene que acoplar sus campañas éste.
Asimismo, dicha estrategia guarda semejanza con una de las ideas detrás de Snapchat: retener la atención del espectador por un momento. Según reportes recientes, a diario son reproducidos alrededor de 10 billones de clips en la aplicación. Aunque esa cantidad se genera gracias a que Snapchat permite solamente 10 segundos de grabación, no podemos dejar de reconocer su popularidad, que es posible considerar como vivo reflejo de la gran inclinación que tiene el consumidor hacia la brevedad e inmediatez.
No nos queda de otra. Habrá que acostumbrarnos a seguir mirando esta clase de trailers —comos los que intercalamos a lo largo de la presente nota—. ¿Qué opinas? ¿Te gusta esta nueva modalidad adaptada a nuestra época y hábitos? ¿Cuál piensas que será el siguiente truco publicitario?
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