Ciencia

Estudio demuestra las conexiones neuronales del miedo

Sin miedo no sobreviviríamos

Tener miedo no es un sentimiento disfrutable, pero la habilidad de experimentar miedo es muy importante para la supervivencia de los animales, incluyendo a los humanos. Sin el miedo, no reaccionariamos de la misma manera ante una situación de peligro.

Entender cómo están conectadas las respuestas de temor en el cerebro de diferentes especies provee un entendimiento fascinante sobre cómo ciertos circuitos neuronales juegan un rol importante en su supervivencia, revelando información clave sobre la importancia del miedo en la evolución de todas las especies complejas.

Los ratones por ejemplo, muestran un miedo estereotipado a ciertos olores, como la orina de linces y un olor expedido por los zorros conocido como TMT. Al detectar estos aromas, los ratones usualmente se congelan, esta respuesta se genera por una alza en los niveles de hormonas de estrés en la sangre como la hormona adrenocorticotropa (ACTH) y la corticosterona.

La secreción de estas hormonas es controlada por neuronas que se encuentran en una región del cerebro llamada el hipotálamo. Estas neuronas reciben señales de múltiples áreas del sistema límbico, -que controla el olfato- aunque no se sabe con seguridad qué parte es la responsable de liberar las hormonas de estrés en presencia de predadores.
Investigadores del Howard Hughes Medical Institute inyectaron ratones con ciertos marcadores de actividad neuronal y observaron cómo responden las neuronas del sistema límbico en presencia de orina de lince y TMT.

Los autores del estudio revelaron como neuronas en una pequeña parte del cerebro conocida como córtex piriforme (AmPir) -que constituye menos del 5% del córtex olfativo- parecen modular la respuesta de miedo a estos olores. Actividad dentro de esta área se incrementa 6 veces en presencia de TMT y 5 veces con orina de lince.

Para confirmar el papel del AmPir en la respuesta de miedo, los investigadores usaron un proceso para estimular artificialmente la región del cerebro de los ratones que controla el olfato, sin presencia de olores de depredadores y encontraron que los niveles de estrés en la sangre aumentaron hasta 7.6 veces.

Después usaron la misma técnica para silenciar el AmPir y descubrieron que los ratones no sufrieron un aumento en los niveles de hormonas de estrés en la sangre al ser expuestos a olores de depredadores. Concluyendo que el AmPir juega un papel crucial en la respuesta hormonal de miedo frente a olores de depredadores.

Este circuito neuronal parece ser heredado más que aprendido, pues aún aquellos ratones que nunca habían sido expuestos al olor de la orina de línce o TMT del zorro -por lo tanto no podían saber el peligro que representan esos predadores- experimentaron la misma alza de niveles de hormonas de estrés al encontrarse con estos olores, resultando en la típica respuesta de congelarse de miedo.

Pero de misma forma los ratones tuvieron esta actitud de congelamiento aún cuando el AmPir había sido silenciado y anulado, sugiriendo que este comportamiento ante el olor amenazante de predadores es regulada por diferentes partes del cerebro.

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