La época del SMS está a punto de llegar a su fin y Google será su verdugo. Como parte de los muchos convenios del MWC 2016 —la convención no sólo es acerca de teléfonos bonitos—, un consorcio de 800 operadoras telefónicas se puso de acuerdo para colaborar con Google en la creación de una nueva plataforma de mensajería que finalmente permitirá usar imágenes en alta resolución, video y otros formatos multimedia.
Aunque el RCS será un reemplazo, tendrá soporte para los teléfonos que siguen funcionando con SMS y MMS
Este nuevo estándar se llama Servicio de Comunicación Enriquecida (RCS) y como su nombre lo dice, rompe con la limitante del viejo SMS, gracias a que su programación será escalable. Al inicio se podrán incrustar notas de audio, fotos y demás archivos, pero en un futuro será posible agregar nuevas características, como si se tratara de cualquier otra app de mensajería. La ventaja de que sea un servicio básico es que no habrán restricciones de uso en ningún país y que tampoco dependerá de los caprichos de un carrier.
La intención de evolucionar la arquitectura del SMS no es algo nuevo y de hecho desde hace décadas hay planes formales de la industria global, pero no se había encontrado un punto de común acuerdo. Con la ayuda de Google al fin se está moviendo la iniciativa hacia algo concreto y no es para menos, pues 80% de los teléfonos que hay en el planeta tienen Android. Claro, justo esa será la razón para que Apple pierda todo interés de participar, sin olvidar que ya tiene su propia alternativa: iMessage.
Será interesante ver cómo progresa el proyecto del RCS, considerando que está compitiendo directamente contra las apps de mensajería más populares, incluyendo WhatsApp. Que por cierto, queda claro que el plan de Google no es tan inocente, pues tendrá oportunidad de quitarle un poco de relevancia a las apps de Facebook, al menos al inicio. La única limitante del RCS será que tal vez no tenga soporte para llamadas de voz. pues ese es un tema polémico para las operadoras telefónicas que no quieren perder a la clientela que sigue llamando por teléfono de forma tradicional.
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