Hace algunos años todavía había un estigma en contra de las personas que escribían "de a dedito", pero con tanto teléfono por todas partes, ya casi nadie se fija. Lo curioso es que esa técnica de escritura tan criticada no es tan deficiente como muchos creímos y, de hecho, está casi a la par con la sofisticada habilidad de los mecanógrafos.
¿Cómo? Investigadores de la Universidad Aalto, en Estados Unidos, quisieron ponerle fin a la polémica, así que midieron la velocidad y la eficiencia de escritura de cada tipo de técnica y descubrieron que no importa cuántos dedos usas para presionar las teclas, sino qué haces con ellos.
"Nos sorprendió darnos cuenta que la gente que tomó un curso de mecanografía tiene un desempeño similar en cuanto a rapidez y precisión que alguien que aprendió por sí mismo. El número de dedos no afecta, podrías usar sólo 2 por mano y de todos modos escribir a una velocidad impresionante."
Para medir la capacidad de escritura utilizaron una docena de cámaras infrarrojas y 52 marcadores reflejantes posicionados en las manos de los participantes. Gracias a esa combinación los científicos pudieron medir con precisión el movimiento y crear estos mapas de la frecuencia con que se acostumbra usar cada dedo.
Obviamente cada persona utiliza sus dedos de diferente manera; mientras que algunos usan Shift para activar las mayúsculas, otros prefieren presionar Bloq Mayús (Caps Lock). También hay quienes ocupan los 2 pulgares para la barra espaciadora. El comportamiento cambia sin importar tanto el contexto social, simplemente son hábitos de conveniencia que responden a los procesos mentales de cada individuo.
La diferencia real está en las personas que voltean hacia el teclado constantemente, dado que tienen la tendencia a perder atención de lo que está sucediendo en pantalla. Cuando se está haciendo algún tipo de tarea compleja, esto frena la eficiencia considerablemente y, en específico en el diseño, hace que se cometan algunos accidentes —tratas de usar un atajo del teclado sin ver las teclas y terminas presionando otra cosa—.
Lo interesante es que según Anna Feit, la coordinadora de esta investigación, los resultados servirán para que se desarrollen mejores interfaces de software e incluso que se fabriquen teclados más sofisticados.
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