Este gadget convierte el útero en una sala de conciertos

Porque poner música cerca del vientre materno es muy mainstream

Aunque parezca una nota atrasada del día de los inocentes, este gadget para mujeres embarazadas es muy real, se trata de un pequeño altavoz de silicona diseñado para introducirlo en la vagina, pero no con fines lúdicos, sino por el bien del bebé en gestación.

Se trata de Babypod, un pequeño dispositivo intravaginal que permite poner música al bebé durante el embarazo y mejorar el desarrollo neurológico y el entrenamiento de la vocalización de los bebés.

Según el el Instituto Marqués de Barcelona, creadores del dispositivo, la idea es facilitar que el sonido llegue con mayor claridad y nitidez pero sin llegar a molestar al bebé. Lo que pondría fin a la costumbre de poner audífonos en el vientre.

La peculiar bocinita se conecta a un teléfono inteligente y una aplicación con listas de reproducción diseñadas para incrementar la estimulación del feto. Y también permitirá a los padres grabar mensajes de voz para que su hijos los escuchen.

Los creadores señalan que puede utilizarse a partir de la semana 16 de gestación, y aunque no existe ninguna limitación determinada, se recomienda su uso en intervalos de 10 a 20 minutos, una o dos veces al día, para no interrumpir los ciclos de sueño del bebé.

Pero no solo eso, Babypod prepara conciertos especiales para fetos y embriones con artistas como Antonio Orozco, quien dará el primer concierto para embriones en junio de este año, o Soraya Arnelas.

Aunque Babypod se promociona asegurando que está respaldado por estudios científicos, hay que ser muy prudentes. El estudio clínico en el que se basan fue publicado por Ultrasound en septiembre y octubre de 2015 y tiene al menos dos grandes problemas.

Por un lado, su diseño no permite demostrar que efectivamente favorece la vocalización o el neurodesarrollo como argumentan. Y como se especifica en el mismo estudio, existen conflictos de intereses que, aunque no tienen por qué invalidar los resultados, sí aconsejan ser muy cuidadosos.

El efecto positivo de la música durante el embarazo —también conocido como el efecto Mozart— fue popularizado en 1993 por Frances Rauscher en la revista Nature. Y aunque ha sido un excelente pretexto para vender libros y discos, la idea no goza de muy buena salud dentro de la comunidad científica.

En 1999, Christopher Chabris también en Nature publicó que no había pruebas contundentes que sostuvieran el supuesto uso positivo de la música durante el embarazo.

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