Ciencia

La depresión nos hace ver el mundo de otro color... literalmente

Las metáforas de los colores y las emociones tienen más sentido que nunca

Parece que esa sensación de ver el mundo gris y sin vida cuando estamos deprimidos no es imaginación —ni dramatismo emocional—, sino una realidad que experimentan nuestros ojos. Según un descubrimiento científico reciente, nuestro estado de ánimo afecta de manera contundente la forma en que percibimos los colores.

Aunque los psicólogos saben desde hace tiempo que las emociones tienen influencia directa en el procesamiento perceptivo de bajo nivel —es decir, que tu vista necesita ciertos químicos e impulsos cerebrales específicos para trabajar correctamente—, es hasta hace poco cuando comenzaron a hacerse estudios para descubrir la relación específica que tiene este proceso con la apreciación de los colores.

Las conclusiones sirvieron para confirmar que la tristeza contrarresta el estado de excitación y que, en consecuencia, limita la cantidad de luz que entra por la retina —y reduce la claridad visual—. Además, una condición depresiva constante hace que los niveles de dopamina se desplomen, lo que inhibe algunas funciones de los neurotransmisores que están en la retina. Dicho de otro modo, hasta los colores brillantes y alegres son insuficientes para contrarrestar un estado de mucha tristeza, a menos que el contexto tenga una carga emocional muy positiva.

Para el experimento los investigadores —de la Universidad Rochester— reunieron grupos de estudiantes y los separaron en diversas sesiones. A algunos les pusieron escenas tristes de películas famosas —incluyendo el momento en el que muere Mufasa de El Rey León— y a otros, videos divertidos. La muestra tardó alrededor de 30 minutos, así que las emociones de cada individuo estaban muy inclinadas hacia los extremos: alegría o tristeza, sin puntos medios.

Al final a todos les pusieron imágenes con muy poca saturación, hasta el punto de que la mayoría de los colores se veían casi grises. A las personas que vieron material gracioso no les costó trabajo distinguir los colores, mientras que la gente que vio cosas tristes dijo haber visto sólo matices de gris.

Ahora bien, no es que todos los colores estén afectados del mismo modo por nuestras emociones. El estudio mostró que el azul y el amarillo son más difíciles de distinguir en estado de tristeza, mientras que el espectro de rojo y verde son mucho más notorios sin importar la condición emocional —gracias a una necesidad evolutiva de reconocer el rojo como una respuesta de enojo o amenaza—.

Lo importante es que todas las reacciones de percepción tienen que ver mucho con el contexto. Por ejemplo, en otros estudios se comprobó que hay una relación muy directa entre las emociones y ciertas abstracciones. Hay personas que al tener un objetivo o meta —como en una carrera de velocidad— pueden percibir la meta mucho más lejana de lo que está en realidad, mientras que la gente que experimenta miedo tiende a ver las expresiones faciales negativas como algo más amenazante de lo que en verdad son.

Aunque al final, la combinación de tristeza y alegría es necesaria
Aunque al final, la combinación de tristeza y alegría es necesaria

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