Un grupo de 300 representantes de Taxistas Organizados de la Ciudad de México —así como más de 20 concesionarios de taxi—, se reunieron frente a la sede de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal para protestar contra Uber y "poner un ultimátum a las regulaciones tan ineficientes acerca de la competencia desleal en el sector de los servicios automovilísticos". Obviamente, la asociación de taxistas exige que empresas como Uber y Cabify dejen de funcionar, o al menos que cambien sus lineamientos de manera radical para no afectar negativamente a los taxis oficiales.
De acuerdo con sugerencias del secretario de transporte Rufino H. León Tovar, es necesario que Uber —y servicios similares— se establezcan como empresas de transporte certificadas, para que la competencia contra taxistas se dé en igualdad de condiciones. Pero los manifestantes van más allá, pues consideran que para acabar con el problema "hace falta la desactivación inmediata de dichas plataformas tecnológicas, ya que generan un grave perjuicio a los taxistas de todo el país".
La gente de Taxistas Organizados del DF piensa que usar Uber, es como usar los taxis piratas de una organización criminal y explican que gracias a esa clase de servicios, han tenido pérdidas equivalentes a 24 millones de pesos (la tercera parte de los ingresos de los taxistas en la Ciudad de México). Lo cierto es que aun si se trata de un tema sensible y Uber en verdad se encuentra en una zona gris de la legalidad, la prestación de servicio tan deficiente, costosa y, en ocasiones, abusiva de algunas asociaciones de taxistas han propiciado el crecimiento tan desmedido de esta economía colaborativa.
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