Nuestra dependencia de Internet es innegable y a decir verdad, es difícil imaginar cómo sería la civilización actual sin la existencia de la red mundial. Después de todo, cambió de manera radical la forma en la que compartimos información y cómo la almacenamos para la posteridad, impuso nuevos métodos de comunicación e inclusive sentó un precedente completamente distinto a lo que acostumbraban los medios masivos para denunciar las atrocidades que se cometen hasta en los lugares más recónditos del planeta. Internet nos unió y, a la vez, ayudó a crear un nuevo sentido de identidad para cada persona.
En el proyecto de ARPANET también estuvo Douglas Engelbart, quien años más tarde inventó el mouse y las interfaces gráficas
Pero antes de llegar a este punto, Internet tuvo que atravesar un largo y complicado proceso en el que participaron incontables individuos, incluyendo científicos, humanistas y por supuesto, ingenieros. De hecho, todo comenzó hace 45 años, a las 10:30hrs en una oficina de la Universidad de California en la ciudad de Los Ángeles, donde Joseph Licklider y Leonard Kleinrock pusieron en marcha la primera versión de ARPANET, la red que daría inicio a las comunicaciones electrónicas entre las distintas divisiones de la Agencia de Investigaciones Avanzadas de Estados Unidos. Curiosamente, desde ese entonces existían las complicaciones con las conexiones de datos como las que experimentamos hoy día, pues esta pareja de ingenieros tuvieron que lidiar con algunos errores de transferencia al enviar el primer mensaje digital el cual, por cierto, atravesó 500 kilómetros hasta el Instituto de Investigación de Stanford.
Desde aquella época, a la fecha, todo cambió gracias a Internet y aunque todavía queda mucho trabajo por hacer para extender los beneficios de la red en cada rincón del mundo, la World Wide Web está impactando a cada ser humano, incluso si con frecuencia es de manera indirecta. Lo cierto es que en adelante este fenómeno mediático seguirá transformándose y a pesar de las amenazas contra su infraestructura —provenientes de ciberataques, regulaciones gubernamentales excesivas y censura de parte de la industria—, queda claro que al ser uno de los pilares de la modernidad, su futuro seguirá desarrollándose. Lo interesante será atestiguar los cambios de los próximos 45 años.
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