Muere Grooveshark e Internet es un poquito menos libre

Cae otro de los grandes del mundo de la compartición gratuita de música

Después de casi una década de darnos acceso a un sinfín de música de manera gratuita, Grooveshark ha muerto. Tras una larga batalla con la RIAA, organización que representa a disqueras como Sony Music, Warner Music y otras 1600 corporaciones, el servicio de streaming se vio obligado a cerrar sus puertas después de admitir que cometió “errores muy graves”.

En su página oficial, Grooveshark comentó: “Fallamos al tratar de asegurar licencias de los titulares de derechos de autor de la gran mayoría de la música en el servicio. Eso estuvo mal. Nos disculpamos. Sin reservas.”

De esta manera, Grooveshark se unió a Napster, LimeWire, eDonkey, Audio Galaxy, eMule y un sinfín de servicios que cambiaron la industria de la música y que acabaron demandadas y en el olvido por no poder establecer un modelo de negocios que se acoplara con el ya establecido por las corporaciones, no sin antes dejar muy claro que las cosas nunca serían como antes.

Ésta no es una historia nueva, pues la batalla en contra de la compartición libre de archivos empezó hace más de 15 años cuando la industria del entretenimiento luchó con uñas y dientes en contra de Napster, un servicio que amenazaba sus intereses al implementar una nueva tecnología que abrió la puerta a un nuevo mundo de distribución digital que no los necesitaba.

Sorprendentemente, las disqueras han logrado tirar un servicio de compartición tras otro, gastando una enorme cantidad de recursos en representación legal que perfectamente pudieron haber usado para establecer su servicio de distribución digital regido bajo sus propias normas y que beneficiara sus intereses. Comprar Grooveshark o cualquier otro servicio y adecuarlo a un modelo de negocios que les conviniera, era una opción mucho más barata que demandar a todo mundo por más de una década y que pudo haberles generado miles de millones de dólares.

Al parecer las compañías de entretenimiento llevan mucho tiempo sin entender bien que el mundo cambió, que su método de distribución de contenido tradicional es obsoleto y que Internet nos da la posibilidad de obtener entretenimiento de forma inmediata de una forma u otra, con su aprobación o sin ella.

La muerte de Grooveshark es una muestra más de las medidas que las corporaciones están dispuestas a tomar para reprimir toda forma de acceso a contenido que no puedan controlar en lugar de llegar a un acuerdo que beneficie al proveedor, a ellos mismos y al público en general.

Por supuesto en este caso Grooveshark no está libre de culpa y cometió el error de distribuir música sin retribuir a los artistas, pues decidió primero subir su música y luego pedir permiso, lo que ante los ojos de la corte fue tomado como un acto de mala fe y selló el ataúd del servicio.

Todos los amantes de la música debemos agradecer mucho a Grooveshark, lo hayamos usado o no, pues fue el servicio que mostró a gigantes como Spotify que era posible compartir música en alta calidad de manera organizada y sencilla. Que el público está interesado en compartir música con amigos mediante listas de reproducción o de manera individual. Gracias por todo Grooveshark. Gracias por cambiar el panorama y por permitirnos descubrir música nueva que tal vez no conoceríamos si no fuera porque por muchos años fuiste la única plataforma de acceso fácil a contenido diferente. Te extrañaremos.

El equipo detrás de Grooveshark
El equipo detrás de Grooveshark

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